Introducida por su padre
"Mi padre era muy respetado en la secta y empezó a entrenarme a edad muy temprana para hacer lo que quería el círculo", explicó. "Eso me permitía que yo lo pudiera aguantar todo, cualquier cosa que se hiciera conmigo, no llorar o gritar ni responder al dolor, y que yo no diría nada a nadie fuera del grupo. Se suponía que debíamos hacer lo que el Poder Superior quisiera".
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